En los 50´s Brooks Stevens, un diseñador industrial llamó a este ciclo “Obsolescencia Programada.
Pero este video muestra algo diferente que es sumamente inquietante, a lo que no estamos acostumbrados, ver la destrucción total, desintegrar un objeto, hacerlo añicos. Quizás porque cuando lo vemos en la basura, intuimos que tendrá una segunda oportunidad, que una persona lo recogerá, lo reparará y lo tendrá un tiempo más en su casa, o incluso algún artista se hará con él y terminará en una instalación en una galería de arte.
Este video deja una sensación de inermidad, de abandono y soledad que se ve acrecentada en estos tiempos porque el refugio contra esa soledad en nuestra sociedad de consumo es rodearse de objetos, mas que de afectos. En los estratos sociales más humildes el vínculo mayor es con los afectos. En cambio en las relaciones interpersonales, cuanto mas se asciende en la escala económica, el equilibrio se va modificando, primará más la dependencia de los objetos y las mascotas y desde hace unas décadas en países como Japón, la relación con los animales domésticos es cada vez mas simbiótica, llegando a haber hoy en día tiendas que poseen gatos a los que se puede ir a acariciar y estar con ellos pagando por fracciones de una; 2 ó 3 horas.