A un camarero al que no pregunté su nombre, pero que haré esta
semana sin falta, le pido que me cobre el café con leche que me tomé en una
terraza de Madrid.
Lo veo cansado y le pregunto si ya termina la jornada y me
dice que por suerte sí.
Es la una de la mañana y me cuenta que comenzó a las 12 del
mediodía.
Hago cuentas:
13 horas de trabajo + 1.30hs de viajes diario + 7 horas de
sueño + 30 minutos para compras y trámites cotidianos = 22 horas.
Le quedan 2
horas libres de un día de 24, que usará para distraerse con la TV un rato sin
posibilidad de concentrarse en nada o compartir una charla con su mujer o uno
de esos relatos fantásticos que cuentan los hijos de su jornada escolar.
Mientras tanto los gobiernos europeos cuentan a los medios
que el PIB y los “mercados” están satisfechos.
Esta semana Bruselas pidió más recortes,...a mandar!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario