jueves, 1 de octubre de 2015

La hipocresía no es la empanada!


La contundencia de la escena, de esta película “Esperando la Carroza” guión de Alejandro Doria y Jacobo Langsner nos transforma en cómplices en la evidencia cuya mirada no deja dudas, Luis Brandoni se muestra “negando” la realidad en su relato,...qué miseria che,  que miseria! Sólo en apariencia, donde la cámara finalmente, bajo la dirección de Alejandro Doria, desenmascara en la mirada el engaño que está haciendo al personaje de Juan Manuel Tenuta. Él se quedará con la duda porque no ve lo que nosotros vemos a través de sus cristales, la hipocresía en carne viva.

La hipocresía, es fácilmente reconocible, siempre que uno quiera verla y no se transforme en otro hipócrita al ocultarla.
Viene del latín tardío y del griego, y según el diccionario de la real Academia Española significa: “Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen”. Y lamentablemente en la Argentina, los políticos  y todo aquel que ejercita un poder institucional se han acostumbrado a ser un hipócrita. Tampoco ha ayudado que una mayoría popular, mientras participa silenciosamente de esta farsa, haya utilizado un mecanismo de defensa que en psicología es la Negación inconsciente y que significa: Negación de la existencia de conflictos importantes. Desde la teoría psicoanalítica, el individuo se niega a reconocer conflictos de la realidad externa que lo perturban y que implican verdaderamente un gasto enorme de energía psíquica y un sufrimiento cada vez mayor, ya que la carga emocional va creciendo de forma inconsciente, y llevará al sujeto a un enfrentamiento tarde o temprano, del psiquismo con la realidad finalmente.

Por qué razón en la Argentina, han gobernado con tanta hipocresía los últimos 20 años y la mitad del país no ha querido ver a través de los cristales la realidad del engaño político, la desfachatez de una cúpula que se ha enriquecido de forma escandalosa y con abuso de poder.
El silencio de una mayoría que no me queda claro si es por hipocresía o de un poderoso mecanismo de negación. El tiempo lo dirá, nuestro futuro está en juego.

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