...no obstante si razonamos unos segundos es de una lógica esperable. La reacción de la gente está generalmente en consonancia con el contexto social en el que viven y su coyuntura. En las sociedades de poder adquisitivo elevado, países desarrollados, dentro de un modelo de éxito y competitivo, el motor es la “meritocracia” y en la actualidad ha vuelto a calar hondo en el sentir popular, llegando como en el vídeo a ser incluso los pobres quienes quieren colaborar cuando alguien tiene traje. El pensamiento es “debe ser un hombre importante y si pide dinero es porque lo necesita. La lógica es que el que tiene quiere decir que se lo ha ganado y no es igual alguien que pide porque no tiene para comer, (ese seguramente no se ha esforzado lo suficiente, y no se merece la ayuda, debe aprender que las cosas hay que ganárselas, etc.). El discurso imperante en las sociedades opulentas se ha deshumanizado, y los Estados se han desligado de esa obligación que incluso se encuentra en casi todas sus constituciones.
Debemos construir sociedades inclusivas, no expulsivas y deshumanizares y ello lo tendrán que incorporar los Estados en su ADN. Países dignos y habitables para toda la sociedad es el principio de un estado democrático, y sino, no será una democracia.